Por Jesús Aller | 10/06/2020 | Fuente: rebelión.org
Un día de febrero de 1934, dos hombres, acompañados de algunos amigos, acuden a la cita que han concertado en el café Glaciar del barrio gótico de Barcelona.
Uno de ellos es Ángel Pestaña, anarcosindicalista curtido en mil luchas sociales que acaba de ser expulsado de la CNT y acaricia el proyecto de formar un partido político; las disensiones internas lo han apartado de la confederación sindical que ha sido la gran pasión de su vida y de la que fue elegido secretario general en un par de ocasiones. El otro hombre es José Antonio Primo de Rivera, el carismático jefe del fascismo español. Es él quien ha solicitado la reunión y pretende más que nada sondear la posibilidad de adornar su partido recién fundado, Falange Española, con lo que éste más precisa: una figura proletaria de lustre y renombre…
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