Un bulo que se resiste a morir

Por Jesús Aller | 10/06/2020 | Fuente: rebelión.org

Un día de febrero de 1934, dos hombres, acompañados de algunos amigos, acuden a la cita que han concertado en el café Glaciar del barrio gótico de Barcelona.

Uno de ellos es Ángel Pestaña, anarcosindicalista curtido en mil luchas sociales que acaba de ser expulsado de la CNT y acaricia el proyecto de formar un partido político; las disensiones internas lo han apartado de la confederación sindical que ha sido la gran pasión de su vida y de la que fue elegido secretario general en un par de ocasiones. El otro hombre es José Antonio Primo de Rivera, el carismático jefe del fascismo español. Es él quien ha solicitado la reunión y pretende más que nada sondear la posibilidad de adornar su partido recién fundado, Falange Española, con lo que éste más precisa: una figura proletaria de lustre y renombre…

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La construcción de una mentira histórica

Ser Histórico

El historiador mallorquín Sergio Giménez acaba de publicar la que es su primera obra “Ángel Pestaña, falangista. Anatomía de una mentira histórica”.

Giménez, experimentado investigador, lleva varios años picando piedra en el mundo de los márgenes de la Historia. Se mueve como pez en el agua entre las heterodoxias del anarcosindicalismo. Ha estudiado meticulosamente la vida y obra de personajes próximos al anarcosindicalismo como Benito Pabón, José Sánchez Requena,  Ricardo Fornells o el propio Ángel Pestaña. Ha estudiado la presencia del fascismo en España, los quintacolumnistas en la CNT y es un gran estudioso del pestañismo.

Este libro forma parte de la historia de los desposeídos, de la que algunos pretenden confundir con una “historia militante”, hipocresía de aquellos que pretenden defender su historia oficial y apartar a ésta de la reconstrucción de nuestro pasado. Es un libro honesto y riguroso.

También pretende romper una lanza en favor de uno…

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Ángel Pestaña: ¿falangista? [La Linterna de Diógenes]

Ser Histórico

SPOILER: Pestaña no tuvo nada que ver con el falangismo

Junto con el historiador Sergio Giménez, autor de Ángel Pestaña, falangista. Anatomía de una mentira histórica (Piedra Papel Libros), recorremos la figura de este relojero sindicalista, figura prominente de la CNT.

Nos introduciremos en el Partido Sindicalista, en la reunión que tuvo con José Antonio Primo de Rivera. Las razones de Falange para intentar atraerle a sus filas, los mitos y mentiras construidos durante el franquismo alrededor de su figura…

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El médico ante la vida [nuevo libro de Amparo Poch]

Con motivo del 8-M, la editorial mallorquina Calúmnia acaba de publicar un nuevo librito de su colección Estel Negre, titulado El médico ante la vida (2020) y escrito por la doctora Amparo Poch y Gascón.

Los cinco textos contenidos en el libro fueron publicados en el diario republicano madrileño La Tierra durante la primavera de 1935. Excepto uno, pertenecen a la serie titulada El médico ante la vida, en que la autora relata episodios cotidianos en el ejercicio de su profesión donde laten algunas de las cuestiones políticas, sociales y culturales que más le inquietaron, entre ellas el amor libre, el pacifismo, los límites del oficio en su implicación personal con las y los pacientes o la mayor vulnerabilidad de las hijas e hijos de la clase obrera ante las enfermedades.

Edición: Jordi Maíz. Estudio preliminar: Sergio Giménez.

AMPARO POCH Y GASCÓN (ZARAGOZA, 1902–TOULOUSE, 1968)

Médica anarcosindicalista, feminista y pacifista, entregada de lleno a la salud y los derechos de la infancia y de las mujeres trabajadoras. Entre otras funciones, fue presidenta la Liga Hispánica contra la Guerra (sección española de la War-ResistersInternational), cofundadora de la revista Mujeres Libres y de su organización homónima, y consejera de Asistencia Social en el Ministerio de Sanidad de FedericaMontseny durante la Guerra Civil. Escritora, poeta, pedagoga,periodista y divulgadora, nos dejó lanovela Amor(1923); una Cartilla de Consejos a las Madres(1931); los tratados La vida sexual de la mujer: pubertad, noviazgo, matrimonio (1932) y Niño (1937); el prólogo a El matrimonio libre, de Pedro Ribelles Pla (1937); poemas, dibujos y más de un centenar de artículos de prensa.

Nuevo libro sobre Á. Pestaña

El pasado 11 de diciembre se cumplió el 82 aniversario de la muerte de una de las figuras más relevantes de la historia del movimiento obrero español, Ángel Pestaña. Coincidiendo con la efeméride, os anunciamos que a principios de 2020 Piedra Papel Libros publicará Ángel Pestaña, falangista. Anatomía de una mentira histórica, un libro, sin duda necesario, del historiador Sergio Giménez (colaborador del portal de divulgación Ser Histórico. Portal de Historia y responsable del presente blog).

«Han sido más de tres años de trabajo y de batalla (cambio de editorial incluido) dedicados a escribir una amplia biografía del anarcosindicalista leonés y a explicar lo que fue su Partido Sindicalista, para después limpiarle la roña falangista y recolocarlo donde siempre estuvo: frente a todo tipo de totalitarismo y, en este caso, contra el fascismo.

Con todo, el resultado no hubiera sido el mismo —no es falsa modestia, os lo aseguro— sin la colaboración de quienes leyeron el borrador y/o respondieron mis consultas. Me refiero a Jesús Díaz Herrera, autor del prólogo. A María-Cruz Santos, quizá la persona que mejor conozca al berciano. A Miguel A. Varela, apasionado también por su figura. A los compañeros de Ser Histórico. Portal de Historia, en especial Luismi García, Fran Andújar y Fran Fernández, quienes me ayudaron a tomar distancia para abordar mejor algunos asuntos. A Marcelo Guillén, que me dejó leer su trabajo inédito de fin de máster Una aproximación a la ideología del Partido Sindicalista (Universidad de Valencia, 2015). A Carlos Díaz, que me puso en contacto con antiguos miembros del Partido Sindicalista reconstituido tras el franquismo, entre ellos Javier Espinosa y Paco Zugasti, quienes nos aportan su testimonio. Y a Antonio Eduardo Pascual Martínez (Sit tibi terra levis), con quien mantuve largas conversaciones que me permitieron escudriñar el ideario de un militante de la Falange Española de las JONS (Auténtica) durante los años de la —mal llamada— Transición.

Por último, quisiera dar las gracias a Jordi Maíz por mantener las puertas abiertas de su Calumnia Edicions. A Araceli Pulpillo, diseñadora de la cubierta. Y a mi editor, Juan Cruz, quien me puso en trato con la familia Pestaña y confió en el proyecto a pesar de los pesares.»

Ya a la venta en librerías de confianza y en la web de Piedra Papel Libros.

Biblioteca de la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, en Madrid.

Á. Pestaña (1920): El Terrorismo en Barcelona.

Fuente: PESTAÑA, Ángel (1934): Lo que aprendí en la vida. Madrid: M. Aguilar-Editor.

Ángel Pestaña no veía los toros desde la barrera. Ni mucho menos. La patronal catalana había puesto precio a su cabeza: Muntadas, miembro de la familia propietaria de La España Industrial, Sociedad Anónima Fabril y Mercantil, aportó 23.000 pesetas para eliminarlo; y Ramón Sales, carlista y presidente del Sindicato Libre, se encargó de la inteligencia. Pagaron a un vecino de la familia Pestaña, residente en la calle San Jerónimo 11, para poder establecerse en su casa con el fin de acribillarlo en la escalera.

   Por fortuna, Pestaña se había desplazado a Tarragona para dar una conferencia en el Coliseo Mundial. Era el 10 de enero de 1920. Tras el acto fue a cenar con buena parte de los compañeros asistentes, y al grupo se acercó un periodista del diario La Publicidad, que había seguido el acto, para informarles de que su director le había mandado un cable donde explicaba que el conferenciante había sido detenido en la frontera en posesión de dinero y documentación importante. El episodio, un tanto cómico, les permitió enterarse de que el Gobernador Civil de la provincia había ordenado su detención y la Policía andaba pisándole los talones, por lo que huyó de inmediato y permaneció escondido unos meses en una masía de un pueblo de la provincia. Todo lo cual, sin saberlo, lo puso también a salvo de los esbirros de la patronal.

   Pestaña abandonará la masía tras ser requerida su presencia por el Comité nacional para una reunión a fin de tratar algunos asuntos, entre ellos el viaje a Rusia. Para no ser descubierto por la policía se desplazó hasta la estación de tren vestido de payés, con blusa, faja, gorra de seda, alpargatas y un cesto de aves, y de esta guisa se plantó en la estación de Sants de Barcelona, donde lo esperaba Martí Barrera. De allí acudieron a cenar a casa de la compañera Francisca Saperas, donde les esperaba también Salvador Seguí.

      En su escondite escribió El Terrorismo en Barcelona, que salió a la luz en marzo de 1920, poco antes de que su autor emprendiera su viaje a Rusia. Es el primer número de una serie de folletos editados por el Centro de Estudios Sociales (CES) de Tarragona, impreso en la imprenta Gutenberg, proyecto colectivo que reunía en la capital catalana a un selecto grupo de cenetistas (Plaja, Aláiz, Tribó, Cinca y Barjau, entre otros), que retomó la publicación del diario anarquista Fructidor, órgano de las sociedades obreras de la provincia, y recibió, además, algunos encargos de la Organización.

La obra denuncia la confusión interesada de que algunos diputados habían hecho gala en el Parlamento, identificando el sindicalismo con el terrorismo; algo –según el autor— que hubiera dado risa si no fuera por el dolor y los males que generaba. Fue reeditada en 1978 por la editorial Calamus Scriptorius junto con El sindicalismo en Cataluña, conferencias transcritas de Pestaña y Seguí.

Bibliografía:

DE LERA, Ángel María (1978): Ángel Pestaña. Retrato de un anarquista. Barcelona: Argos Vergara.

FOIX i CASES, Pere (1957): Apòstols i mercaders. Quaranta anys de lluita social a Catalunya. México: Edicions de la Fundació Sara Llorens de Serra.

SORIANO JIMÉNEZ, Ignacio Clemente (2016):L’anarquisme a Tarragona (1917-1924). Formós Plaja i Carme Paredes. Tarragona: Publicacions Universitat Rovira i Virgili.

Se puede descargar la obra en http://www.cervantesvirtual.com/buscador/?q=%C3%A1ngel+pesta%C3%B1a

Imagen de entrada: Cubierta del folleto, elaborada por Hermoso Plaja.

La revuelta de las criadas

¡Qué estruendo armaron las criadas de Barcelona cuando se manifestaron por las calles de la ciudad en 1918, con el fin de llamar la atención de la opinión pública sobre la situación de esclavitud a que eran sometidas, desde tiempo inmemorial , por parte de los «señores»!
En efecto, una criada –una ‘minyona’, como dicen en Cataluña– era, y es todavía actualmente, la chica que, desde muy jovencita, sus padres, que generalmente viven en las comarcas y pueblos campesinos de la alta Cataluña, de Aragón o de Galicia, llevan a «servir» a Barcelona, Madrid, etc. ¡A servir a los señores! Estos señores eran gente de la nobleza, militares, grandes industriales, comerciantes, médicos y otras personas de posición más o menos elevada que podía permitirse el lujo de tener criada. Esto de tener servicio, antes –y pensamos que ahora también–, «vestía» mucho, y así, cierta gente contaba con orgullo: «Incluso tenemos criada!». Había que hasta tenían tres o cuatro.

criadas
Lo que no contaban aquellos señores eran los salarios que pagaban a aquellas desventuradas cenicientas, que debían someterse a todo; eran salarios tan raquíticos que, incluso, da vergüenza recordarlos. Generalmente, eran alojadas en una habitación miserable, lóbrega, en el desván de la casa. Las hacían comer en la cocina y casi siempre las alimentaban a base de las sobras que los señores no habían podido o querido comer. Las vestían de una manera rudimentaria y casi todas iban, se puede decir, uniformadas: traje negro, delantal blanco y zapatos bajos. Para redondear más las cosas, las obligaban, los domingos por la mañana, de buena hora, a ir a misa. Lo que quería decir, pues, que la Iglesia, una vez más, como siempre ha hecho, aprobaba e incluso santificaba la conducta escandalosa de explotación de que eran víctimas aquellas pobres criaturas.
Y no hablemos de las criadas que no habían visto el mundo por un agujero, que eran la mayoría, porque a éstas, una vez colocadas en ciudad, ya se cuidaban suficientemente los señoritos y algunos señores de enseñarles este mundo y el agujero… De ahí el hecho vergonzoso que muchas, de repente, se veían con el vientre lleno, y entonces eran despedidas groseramente por las respetables amas de casa, y tenían que ir a dar a luz allí donde podían, y luego a parar a los prostíbulos para ganarse la vida, dando a nodriza sus hijitos.
La organización obrera confederal, la CNT, quiso poner término a aquel estado de cosas de infamia y de vergüenza que imperaba en Barcelona. La Federación Local de Sindicatos Únicos de Obreros barceloneses encargó a Ángel Pestaña la misión de organizar a todas las criadas de la capital. En aquella época –¡oh, felices tiempos de abnegación y desprendimiento material de los militantes sindicalistas revolucionarios! –, Ángel Pestaña, ejerciendo entonces la función de director del diario portavoz de la CNT, «Solidaridad Obrera», aceptó con entusiasmo el nuevo trabajo que le encomendaba la organización, sin dejar la dirección del diario confederal. Se convocó a las criadas de Barcelona para que asistieran a una reunión en «El Globo», una amplísima sala de baile que había ante el Parque de la Ciutadella, que las criadas conocían bastante bien, porque los domingos por la tarde, único mediodía de fiesta de que disponían, iban a bailar con los soldados, algunos de los cuales conocían por haber nacido en el mismo pueblo.
El espacioso local de «El Globo» resultó insuficiente, pues para poder acoger todas las criadas barcelonesas habrían hecho falta tres «Globos» más. Casi todas las asistentes se sindicaron. Eligieron una Junta, y el Sindicato quedó constituido. Se discutieron y aprobaron unas bases de mejoras que, enseguida, fueron presentadas a sus «señores». En estas bases se pedía aumento de sueldo, reducción de la jornada de trabajo, un día y medio de fiesta la semana, es decir, todo el domingo y los jueves por la tarde. Los «señores», y por supuesto las «señoras», se alarmaron de mala manera. «¿Cómo podía ser que las criadas, « sus criadas », se dejaran engatusar por el vago y vividor de Pestaña?» –decían aquellas insignes «matronas». Rogaban a Dios, a la Virgen, a los curas confesores, a los gobernantes y a la policía para que la revuelta de las criadas cesara. «Dónde se ha visto eso? ¡A estos sindicalistas y anarquistas hay que perseguirlos, encarcelarlos y matarlos! », añadía aún la gente bien, la gente de orden. Afortunadamente para ellas, las criadas, a quien escucharon –¡y con qué devoción! — fue a Pestaña, porque en él veían a un hombre sencillo, sin ningún tipo de pretensión, que en sus discursos claros, limpios y comprensibles sabía interpretar sus ansias de reivindicación y mejora social. Las criadas se manifestaron diversas veces por las calles de Barcelona, y la policía del «casco», con sus caballos, intentó a golpes de sable disolver aquellas manifestaciones, pacíficas pero enérgicas. Nunca, sin embargo, sucedió nada grave.
Finalmente, las criadas ganaron la batalla. Todas las reivindicaciones fueron satisfechas por sus patrones, los cuales, además, tuvieron que reconocer, aunque de mala gana, el sindicato obrero de las criadas de Barcelona.
Aquel triunfo de las criadas barcelonesas lo fue también de la organización obrera confederal, la cual, por primera vez en el mundo –esto se puede decir bien alto y con toda dignidad–, defendió en todos los terrenos a aquellas chicas que, hasta entonces, habían sido dejadas de la mano de Dios y del diablo. ¡Qué honor para la C.N.T. y para sus militantes de aquella época gloriosa!
MANENT I PESAS, J. (1976), Records d’un sindicalista llibertari català. Edicions catalanes de Paris; p.31.