No queremos que se nos confunda con la gente llamada de orden [conferencia de Ángel Pestaña]

Domingo, 9 de febrero de 1936, diez y media de la mañana. Mitin monstruo del Frente Popular durante la campaña electoral para las elecciones generales de febrero. Una hora antes de la señalada para dar comienzo el acto, el Salón España del Puente de Vallecas (Madrid) estaba ya completamente lleno.

Asistentes al acto. Foto: Alfonso.

Había sido organizado de modo que pudiese celebrarse simultáneamente en seis teatros, en cada uno de los cuales había de hacer uso de la palabra un orador. Existía el propósito de que en todos los locales se oyesen los discursos pronunciados en los restantes salones, transmitiéndolos por teléfono y difundiéndolos por medio de altavoces, pero esta parte del programa no pudo desarrollarse porque la instalación telefónica no funcionó, no se sabe por qué causas, y sólo pudo oírse en todos los locales la apertura del acto, hecha desde el cine Madrid, y el primero de los discursos pronunciados, que fue el de Ángel Pestaña. Después de hablar, la comunicación telefónica quedó cortada.

En un momento del acto en el Salón España. Foto: Alfonso.

Salutación

Pueblo y trabajadores madrileños: Sean mis primeras palabras de salutación y lleven un abrazo fraternal del partido que represento a los que ocupáis estos locales, donde se celebra este gran mitin. Y sean mis segundas palabras, más significativas y emotivas, para los compañeros que en las cárceles y presidios de España, con el corazón en alto, esperan, no sólo el calor de nuestro afecto, sino que de esta Jomada salgan los cauces que les lleven a la libertad y les devuelvan a sus hogares.

Ignominias de las derechas.

Dicho esto voy a repasar, a vuelo de pájaro—porque no hay tiempo para más—, las ignominias que las derechas han cometido con nuestro país. En las palabras de apertura del acto que se han pronunciado desde el Europa se ha dicho, y lo ratifico, que hay en España dos corrientes: la revolución y la antirrevolución.

Pues bien: nosotros, los del Bloque Popular Antifascista, decimos con todo orgullo que somos la revolución, y que siempre seremos la revolución y que lucharemos frente a lo viejo que se hunde. No queremos que se nos confunda con la gente llamada de orden. Para esas gentes, el orden significa jornales de hambre, censura de Prensa y opinión, robos a mansalva, explotación de campesinos que mueren de hambre…

Quieren tenernos bajo sus botas.

Nos vamos a jugar una carta peligrosísima. No digo yo que nos jugamos el porvenir de la clase trabajadora de España, porque ésta crece por encima de este problema; pero sí, insisto, que nos jugamos una carta muy peligrosa, porque los que, en nombre del orden, pretenden atraerse al pueblo para detentar el Poder, sienten y piensan que es preciso que no podamos tener libertad de movimientos y quieren tenernos bajo sus botas, desesperados y hambrientos.

¿Qué han hecho en dos años? Cabe preguntar: ¿Qué han hecho las derechas en los dos años que han gobernado? ¿Es que, acaso, han resuelto el problema del paro o lo han intentado razonablemente al menos? ¡No, porque la situación es cada vez más angustiosa!

¿Es que han encauzado nuestra economía? ¿O han hallado nuevas fuentes de riqueza? ¿O han establecido una rígida justicia para las clases trabajadoras? jNo; no han hecho nada de eso! Se han limitado a robar en perjuicio de la colectividad. Entonces, ¿qué podemos esperar de la actuación de estas clases privilegiadas? ¡Nada; bien comprobado lo tenemos! Por tanto, es preciso que los trabajadores reaccionemos contra este estado de cosas, porque en estos momentos nos jugamos mucho: nos lo jugamos todo.

Los elementos de orden a que vengo refiriéndome invocan, como algo extraordinario, el predominio en otros países de regímenes de excepción. Por ejemplo, el fascismo italiano. ¿Qué podría deciros yo del fascismo italiano? ¿Cómo hablaros del nacionalsocialismo alemán? Esto no es nuevo para vosotros; de sobra sabéis lo que esos sistemas encierran.

Liberación total

Al iniciarse la última semana de la campaña electoral, no podemos ofrecer nada. Pero sí debemos fijar nuestra atención en hechos concretos e indispensables. Hablar de amnistía, para mí quiere decir liberación absoluta de todos los caídos por defender el concepto de libertad y justicia. ¡Pera liberación total, firme, sin sombras en la concesión! ¡Liberación absoluta! (Ovación imponente)

Después, de una manera tajante, es preciso que el pueblo que vive sufriendo la tragedia del paro forzoso se ponga a trabajar para que entre la tranquilidad indispensable y merecida en los hogares proletarios.

Transformación

Y queda una cuestión importantísima: toda revolución es un torrente devastador que produce daños a ciegas en el enemigo. Todos estos daños tienen una justificación y requieren una sensación de equidad y Justicia. Por eso es preciso que, en nombre de esa equidad y esa justicia, pasado el 16 de febrero, sean reintegrados a sus puestos de trabajo los millares de represaliados que fueron señalados con el dedo por la reacción a raíz del movimiento de Octubre.

Los llamados a gobernar después del día 16 no deben olvidar, y nosotros debemos recodárselo a cada momento, que no es justo ni tolerable que las Compañías millonarias se enriquezcan más aún sobre la miseria de los hogares humildes.

Después habrá que pensar en realizar una profunda transformación que no se hizo el 14 de Abril (gran ovación), y que no puede haber disculpes para dejar de llevarla a cabo ahora. Este compromiso solemne es tan fundamental que no puede ser olvidado ni un instante por ningún hombre de izquierdas. España ha de reconstruirse y ha de saber llegar al campo donde están nuestros hermanos sufriendo más hambre y más penalidades aún que los que vivimos en las ciudades.

Las llamadas gentes de orden han gobernado dos años sin hacer esto, que podían haber realizado y que tenían prometido; pero, en cambio, no se han preocupado ni siquiera de encubrir sus lacras: han actuado a cartas vistas, porque los proletarios estaban vigilantes.

Justicia rígida y serena

Y ahora, nosotros, en nombre de la generosidad y de la Justicia, debemos y podemos y tenemos que regir los destinos de nuestro país. (Una voz interrumpe diciendo: «¡Para los traidores, la horca»!) No es la horca lo que necesitamos, sino más bien otra cosa. No hemos de propugnar una política de odios, sino de justicia. Y no de justicia amañada como ellos han hecho, sino de Justicia a secas, de Justicia rígida y serena (ovación).

Saludo a las Juventudes

Quiero que mis palabras finales sean para las Juventudes que han organizado este gran acto de propaganda. Vosotros representáis la vitalidad y la energía, sois el elemento revulsivo y tenéis una gran perspectiva de existencia. ¡Continuad y superad nuestra obra! Seguid adelante sin olvidar aquella frase del pensador que dijo que “más vale un campo lleno de cadáveres que una ciudad llena de esclavos”.

(Una imponente ovación subraya las palabras finales de Ángel Pestaña, y el público da vivas al Bloque Popular y al proletariado.)

Fuentes:

– «En el Salón España. Ángel Pestaña dice: No queremos que se nos confunda con la gente llamada de orden», La Libertad, 11-2-1936, Madrid, p. 5.

– Uría Fernández (2007): Vallecas, en la mirada de Alfonso. Imágenes recuperadas (1921-1936). Madrid: Vallecas Todo Cultura.

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