Manuel Monleón Burgos (Valencia, 23 de febrero de 1904 – Mislata, 17 de agosto de 1976) fue un cartelista y pintor brillante que en los años 20 y 30 desarrolló su mejor producción creativa; un hombre que adoraba tomar el sol y leer, bañarse en el mar y descubrir las nuevas utopías; un ser humano que amaba la libertad de hacer su propio camino.
Pertenecía a una familia humilde de agricultores de Andilla (Serrans) emigrados a la capital valenciana. Trabajó muy joven en una fábrica de abanicos, donde fue aprendiz del pintor miniaturista valenciano Mariano Pérez.
Desde 1929 se especializó en los carteles, formando parte de la vanguardia valenciana de la década de 1930. Durante la Segunda República española se interesó por la lengua auxiliar internacional esperanto. A través de los círculos esperantistas soviéticos, entró en contacto con la Asociación de Artistas de la Unión Soviética, entidad para la que elaboró una gran cantidad de retratos de personajes ilustres rusos. Publicó el libro Un idioma para el mundo proletario: el esperanto, con el pseudónimo de Manuel Burgos, y fue el primer presidente del Grupo Laborista Esperantista de Valencia.
En 1933 participó en la I Exposición de Arte Revolucionario y formó parte de la Unión Española de Artistas Proletarios. En estos años se decanta por el uso del aerógrafo y del fotomontaje, siendo uno de los primeros en utilizar los fotomontajes con fines propagandísticos e ideológicos. Sus carteles, realizados para el bando republicano durante la guerra civil española, son bastante punzantes, y fue considerado el principal artista gráfico de la guerra junto con Josep Renau Berenguer y Arturo Ballester.
Al acabar la guerra intentó huir de España por el puerto de Alicante, pero no llegó ningún barco. Fue detenido por las tropas italianas del general Gastone Gambara, e internado, primero, en el campo de concentración de los Almendros, y luego en el de Albatera. Después pasó por las cárceles de Carabanchel, Palencia y la Modelo de Valencia. Condenado a muerte, se le conmutó la pena y en 1943 fue liberado merced la Ley de Redención de Penas por el Trabajo.
Cuando salió de la cárcel trabajó un tiempo maquetando la revista Triunfo y luego fundó una empresa de publicidad con Antonio Castaños. Pero no se adaptó a la situación del país: «Del primer país que me llegue un contrato, me voy». Y, en 1951, se marchó a Bogotá (Colombia), donde trabajó en una editorial y varias agencias de publicidad. En 1958 se fue a vivir a Caracas (Venezuela) y, finalmente, en los años 60 volvió a Valencia, donde dirigió una agencia de publicidad junto con su hijo Lenka. Poco después se instaló en Mislata, donde se centró en la pintura hasta que unas cataratas le impidieron continuar su trabajo.
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Título original: Manuel Monleón, un grito pegado en la pared
Año: 2004
Dirección: Valentí Figueres, Pilar Molina, Helena Sánchez
Guión: Helena Sánchez
Fotografía: Virginia Llopis
Reparto
Productora: Los Sueños de la Hormiga Roja
Sinopsis: Los aviones de Hitler bombardeaban Valencia mientras las imágenes de la Guerra Civil incendiaban las conciencias del mundo. Los pinceles de los artistas se toparon cara a cara con la batalla. En las paredes de las casas también había espacio para luchar. (FILMAFFINITY)