Cenetista y espiritista aragonés residente en Barcelona durante muchos años, fue escritor, propagandista, naturista y aficionado a la teosofía.
En mayo de 1921 lo localizamos en el Saló Catalunya de Lleida, donde impartió la conferencia El naturismo como medio de salud y regeneración humana. En octubre repitió en el mismo lugar, tratando sobre autores que defienden el naturismo: Kuhne, Pitágores, Platón… Al año siguiente ocupó la presidencia de la Unión Federal Vegetariano-Naturista de Catalunya, que abandonó al poco tiempo por estimarla reaccionaria.
En 1930 participó en una serie de mítines con Juan López y Ángel Pestaña por Valderrobres (comarca de Matarraña, Aragón). En junio dio conferencias en Capellades e Igualada. En octubre de 1931 mitineó con Ramón Acín, en Huesca. Y de nuevo lo encontramos como conferenciante en Sants, Guinardó (1932), donde se postuló en favor de la educación en las escuelas racionalistas,[1] y en Mequinenza (1933).
En 1934, ante la sorpresa de muchos, ingresó en el Partido Sindicalista, siendo vocal del primer Comité nacional.[2] Más adelante será Secretario adjunto segundo. Desde Solidaridad Obrera se le califica entonces de charlatán empedernido, ex viajante de «Biblias»naturo-vegetarianas y «Biblias» teosóficas,nigromante, brujo adivino, gratuito…»identificado con Gil Robles».[3]
Durante la Guerra Civil, en 1938, formó parte del Comité Económico de la Regional de Levante de la CNT, en concreto de la Sección de Propaganda y Publicaciones.
Es autor de La medicina en su triple aspecto (Sabadell, 1922) y Meditaciones. Máximas. Pensamientos. Artículos (1927); El único camino que puede conducirnos de la esclavitud a la libertad, a la justicia y a la fraternidad (Barcelona, 1930); Cultura, trabajo y libertad (Barcelona, 1931); El origen de la Tierra y el Hombre. Estudios de la explicación Católica, Apostólica y Romana; Científica y Espiritualista (Barcelona, 1932), donde defiende el sindicalismo como medio de lucha más eficaz contra el capitalismo y al Estado, y el anarquismo, el esperanto, el naturismo y la teosofía como las soluciones a los problemas de la Humanidad; El Evangelio de la regeneración humana; y El problema social .
Como naturólogo, fue redactor de Naturista y colaborador de la revista Naturismo entre 1921 y 1923.
(No confundir con José Mª Martínez Novella, valenciano con quien, además de los apellidos, compartió su ideología libertaria y su interés por el naturismo.)
Bibliografía:
– Miguel Íñiguez: Enciclopedia histórica del anarquismo español. Asociación Issac Puente, Vitoria, 2008.
José Sánchez Requena (Utiel, 1899 – Valencia, 1946), trabajador de los altos hornos del Puerto de Sagunto y militante de la CNT. En plena II República fue uno de los fundadores de la Agrupación valenciana del Partido Sindicalista (PS) de Ángel Pestaña. Durante la Guerra Civil ocupó diversos cargos tanto en la ciudad como en la provincia de Valencia. Partidario del golpe de Casado, en los últimos días de la contienda se trasladó a Madrid para ocupar la secretaría del Consejo Nacional de Defensa. Condenado a muerte, encarcelado y liberado poco antes de morir, su nombre aparece mezclado en unas supuestas relaciones con falangistas adeptos al franquismo con el fin de lograr su colaboración y la de otros sindicalistas con la Organización Sindical del régimen.
Fuente: Archivo familiar
De su infancia nada se conoce. A finales de 1919 llegó al puerto de La Coruña a bordo del vapor Venezuela procedente de Cuba, de donde se le expulsó junto a otros españoles por considerarlo pernicioso para el orden por el Gobierno de la República.[0] De vuelta a Utiel, es probable que aquel joven alto y corpulento acudiera al Puerto de Sagunto en busca de empleo en la naciente industria de la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo (CSM), cuyo primer horno alto se instaló allí en 1923.
Volvemos a encontrar su nombre a raíz de la grave crisis económica de comienzos de los años 30, que afectó también a la siderurgia saguntina. Fue tal la gravedad del asunto, que fue necesario buscar la mediación de las autoridades de Madrid en las negociaciones entre empresa, obreros y Ayuntamiento de Sagunto. Y así, en 1933, Sánchez Requena presidió la Comisión de empleados y obreros de la CSM que viajó a la capital de la República.[1]
El sindicato mayoritario en la zona era la CNT, por entonces dividida por las discrepancias entre una mayoría de los obreros siderúrgicos que mantuvieron una posición radical-faísta y los moderados del Centro Sindicalista, entre los cuales estaba Sánchez Requena. De hecho un año antes, en 1932, la mayoría de los cenetistas había boicoteado una conferencia que iba a dar Ángel Pestaña, líder treintista[2], con ocasión de su estancia en el Puerto.[3]
Como dato curioso, la primera Agrupación del PS que se formará en la provincia de Valencia será, junto con la de la capital, la del Puerto de Sagunto[4]. Estamos ya a comienzos de 1935.
En la campaña de las elecciones generales de febrero de 1936, adscrito el PS a la coalición del Front d’Esquerres (Frente Popular), mitineó en actos por el Levante peninsular.[5] Tras su triunfo, decretada la suplantación de concejales gubernativos del bienio negro, el PS logró representación en los Ayuntamientos de Valencia y Puerto de Sagunto. A nivel provincial, Sánchez Requena fue designado por el PS para formar parte de la Comisión Gestora de la Diputación.
Comenzados la Guerra Civil y el proceso revolucionario, se incorporó al Comité Ejecutivo Popular en Valencia capital y representó a su partido en la Gestora de la Diputación de Valencia como delegado de Justicia y Orden público. Desde comienzos de agosto, se planteó la necesidad de reorganizar la justicia popular (tribunales populares y Juzgados de urgencia) y emprendió una profunda reforma en toda el área, comenzando por el cese de funcionarios, entre ellos el Inspector General de Prisiones y varios magistrados.[6] También fue Gobernador civil interino de Valencia.[7]
Dentro de su partido, formó parte del grupo de militantes sindicalistas que durante aquellas semanas llevó a cabo una intensa campaña de propaganda por Levante: Ángel Pestaña, Prudencio Caja, José Sanchís, Vicente Lliso, Fernando Vela, Francesc Fenollar, Francisco F. Lucas, Ángel Mª de Lera y Elvira Boluda.
Orador en mitin multitudinario del Frente Popular. Mestalla, Valencia, 24-8-1936.
En los primeros días de 1937, creado el nuevo Consejo Provincial, fue nombrado consejero de Justicia. Solicitó entonces la cesión de competencias al Ministro García Oliver, pero le fue denegada. Asimismo, participó en el Consejo Municipal de Valencia.
Delegado por la ciudad de Valencia al Pleno provincial del PS celebrado los días 27 y 28 de febrero de 1937, fue elegido Presidente del Comité provincial. Era un momento de expansión del partido: la Agrupación local de Valencia sumaba más de un millar de afiliados de un total de 3600 representados de 25 localidades.[8] En junio entró a integrar el Comité nacional del PS en calidad de Secretario de Propaganda.
En la madrugada del 26 de noviembre de 1937, el coche en que viajaba desde Barcelona a Valencia sufrió un extraño accidente a la altura de Benicásim: un disparo de un guardia de control de carreteras entró por la parte de atrás del vehículo y atravesó el cráneo de su acompañante y camarada Fernando Vela, matándolo en el acto. Posiblemente se tratara de un atentado; durante aquellas semanas el ambiente se enrareció en extremo en la zona republicana; Sánchez Requena acababa de ser destituido de su puesto al frente de la delegación del ministerio de Justicia, relacionado con la expulsión del POUM del Frente Popular unas semanas antes, acusado de encabezar una conspiración.[9]
Comité nacional del PS en noviembre de 1937 (de frente, a la izquierda). Poco después fue elegido Secretario General del PS.
A comienzos de 1939 se marchó al frente:
Hasta ahora que han llamado a mi quinta, consideré que yo tenía autoridad para desempeñar mi cargo, recibiendo en mi despacho visitas de deudos o allegados de combatientes de mi partido para darles la respuesta que procediera en cada caso. De ahora en adelante ¿con qué autoridad podría hacerlo y resolver sus problemas cuando otros hombres de mi edad y aún mayores, en cumplimiento de la llamada de la Patria han tenido que abandonar sus hogares para ir a ocupar un puesto en las trincheras? […]
Por esto, simplemente lo he hecho, y creo que es tan natural que debiera ser natural en sí, que no hubiera de darse importancia alguna, como yo tampoco se la doy.[10]
En marzo de 1939, durante el golpe de Casado contra el gobierno de Negrín, Sánchez Requena fue nombrado –a propuesta de Miaja- Comisario general de Policía de Valencia y su provincia. El día 14 se trasladó a Madrid para tomar posesión de la subsecretaría de la Presidencia del Consejo Nacional de Defensa[11], órgano que debía encargarse de negociar la paz con los facciosos. Wenceslao Carrillo, socialista –padre de Santiago Carrillo- y compañero de Sánchez Requena en el Consejo de Defensa, escribió de él que por entonces era “persona grata a los nacionalistas”.[12]
Y es que nuestro protagonista había sido modelo de rectitud y sentido humano; contrario a los excesos del comienzo de la guerra, ayudó a muchos detenidos que se encontraban bajo la amenaza de una muerte arbitraria y sin posibilidad alguna de defensa. Fue él, según José Rodríguez Olozábal, a la sazón Presidente de la Audiencia Territorial de Valencia, quien más decididamente contribuyó a parar los desmanes del Tribunal de la Sangre en Valencia[13], y no Juan García Oliver, como éste presume en sus memorias[14]. Sonadas fueron también las discusiones al respecto con José Pellicer, dirigente de la Columna de Hierro.
García Oliver destila antipatía hacia su figura, llamándolo “sindicalista jacobino, oscilando siempre entre los «tribunales de sangre» y los abrazos con los falangistas”[15] dentro de un contexto en que critica a los militantes cenetistas valencianos en general por haber contribuido con su “revolucionarismo sui generis”, a mantener las contradicciones del treintismo que resistieron el empuje de la doctrina activista del anarquismo “faísta” barcelonés.
Cuenta Rodríguez Olozábal que la primera vista de la Audiencia de Valencia fue contra un padre y su hijo de condición derechista, y que el comité del pueblo de éstos decidió ir a Valencia a por ellos para darles el paseo. No querían “justicia burguesa”. Las gestiones telefónicas de Olozábal con este comité para impedir tal hecho no tuvieron ningún resultado hasta que Sánchez Requena tomó el teléfono:
[…] La conferencia telefónica se prolongaba mucho. Sánchez Requena adoptaba, en unos momentos, el tono persuasivo del camarada político y, en otros, el tono enérgico del dirigente, hasta que al fin lo vi agigantarse moralmente al decir con voz serena y firme resolución: “Si también vosotros os subleváis habrá que trataros como enemigos. Venid si os da la gana, pero si os acercáis a la cárcel tened la seguridad que no regresaréis al pueblo” Y colgó el teléfono.
No vinieron.
El padre fue condenado a muerte y el hijo a prisión.
Pero gracias a la celebración de aquel primer juicio, se había dado un paso importantísimo para el restablecimiento del orden, un paso que con el tiempo, permitiría salvar muchas vidas y que, por el momento, había permitido salvar la vida de un muchacho de dieciocho años. [16]
Detenido en Alicante al final de la contienda, fuecondenado a muerte, pena conmutada más tarde por la de prisión. Estuvo encerrado en el conventoSan Miguel de los Reyes (Valencia). Ya en libertad, en 1945, algunos autores lo vinculan con el recién creado Partido Laborista[17][18], organización favorable a la colaboración con la Organización Sindical franquista, heredera de un Partido Sindicalista que se montó en Cataluña recién finalizada la Guerra Civil que, salvo el nombre, poco tuvo que ver con el creado por Ángel Pestaña. Con el ex cenetista Eliseo Melis a la cabeza del pseudo PS[19], sus miembros, entre los que se encontraban unos pocos militantes del PS originario (Ricard Fornells, José Marín, Celso Vallejo y Pere Corrons), optaron por la colaborar con el régimen con el fin de salir de prisión o, simplemente, para evitar las duras condiciones de vida tanto en España como en los campos de concentración franceses que les habían acogido al concluir la guerra de España. Los hubo que destacaron, tristemente, por ser confidentes de la policía.
Pero hay algo extraño en todo esto; a diferencia de Fornells y compañía, que habían regresado del exilio francés a las pocas semanas de concluir la guerra amparándose en la famosa declaración de Franco que aseguraba que nada debían temer quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre[20], y que habían sido expulsados por colaboracionismo por el Presidente en el exilio del PS[21], Marín Civera, Sánchez Requena en 1945 continuaba afiliado al partido. De hecho, seguía enviando colaboraciones a los pocos números que se editaron en Francia de El Sindicalista, diario vocero del PS. Su primer número, fechado en febrero de 1945, publicó la nota de las expulsiones referidas.[22]
Sea cierta o no su vinculación con el régimen en los últimos meses de su vida, a buen seguro contribuyó a enturbiar el asunto las declaraciones del falangista Luis G. Santa Marina a favor de Joan Peiró en el consejo de guerra sumarísimo 1156-V, que condenó a muerte al sindicalista catalán. Dijo que había sido testigo de los contactos promovidos en 1934 por José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda con Ángel Pestaña…
…de cara a fusionar el Partido Sindicalista con Falange Española, cuyas conversaciones y proyectos de fusión fracasaron por incompetencia, ambición e intransigencia manifiesta de Ángel Pestaña contra el deseo y voluntad de sus correligionarios Peiró, Fornells y Sánchez Requena. [23]
Declaración que, aun siendo una muestra de buena voluntad para salvar su vida, es completamente falsa. Pero esto ya es otra historia.
Sánchez Requena murió en Valencia en noviembre de 1946.
Escribiendo, anotando, durante un discurso de Ángel Pestaña
Desciende su palabra de la altura
con el ímpetu enorme del torrente:
Rápida lumbrarada de vidente
Rosada luz de la conciencia oscura…
¡Y cómo se agiganta su figura
cuando, con seco verbo contundente
hace brotar del caos del presente
la constructiva sociedad futura!
Es el Hombre en el hombre: Es el Poeta,
cuya estrofa nos tiembla en el oído
como en el blanco tiembla la saeta…
Ancha y bella la forma, no barroca:
Vivo manantial, el contenido:
¡La palabra esculpida en una roca![24]
Bibliografía:
Carrillo, W. (1945): El último episodio de la Guerra Civil española. Secretaría de publicaciones de las Juventudes Socialistas de España, Toulouse.
García Oliver, J. (1978): El eco de los pasos. Ruedo Ibérico, París
Herrerín López, Á. (2004): La CNT durante el franquismo. Clandestinidad y exilio (1939-1975). Siglo XXI, Madrid.
Íñiguez, M. (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español, Vol. II. Asociación Issac Puente, Vitoria.
Navarro Navarro, J. (2000): Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans; Martínez de SAS, Mª Teresa y Pagès Blanch , Pelai (coord.); Ed. Abadia de Montserrat, Barcelona.
Pons Prades, E. (1974): Un soldado de la República. (Itinerario ibérico de un joven revolucionario.) Ed. G. del Toro, Madrid.
Rodríguez Olozábal, J. (1996): La administración de justicia en la Guerra Civil. Institució Alfons el Magnànim, Valencia
Santos Santos, M.C (2003): Ángel Pestaña “Caballero de la Triste Figura”; Editorial Académica Española, Saarbrücken (Alemania).
Téllez, A. (1972): La guerrilla urbana en España: Sabaté. Belibaste, París
[0] «Deportados de Cuba»; en Eco de Santiago, 22-12-1919, Santiago de Compostela; p. 1.
[1] Navarro, Buenaventura (2008): La memoria necesaria. La historia de Puerto Sagunto, Vol. II. Puerto de Sagunto, Martínez Impresores; p. 200. Extraído de Hebenstreit, Maria (2010): Desde la movilización revolucionaria hasta el “colaboracionismo”. Auge y caído del anarcosindicalismo en la siderurgia del Puerto de Sagunto (1930-1958); en X Congreso de Historia Contemporánea Santander, 16-17 de Septiembre 201; p. 9 (consultado online el 18-10-2017.)
[2] Escisión en la CNT entre los partidarios de la revolución por la vía insurreccional ante una República tibia en lo social y contundente en materia de orden público, y los que preferían contemporizar con el nuevo régimen con el fin de preparar mejor a las masas de trabajadores, mediante la educación y el ejemplo, para el cambio revolucionario. Toma su nombre del Manifiesto de los Treinta, firmado por Pestaña, Joan Peiró y 28 compañeros más, y publicado en la prensa en agosto de 1931.
[3] Navarro, Buenaventura (2008): La memoria necesaria…; Op. cit.; p. 270.
[4] Partido Sindicalista (s/f): Actas del Pleno provincial celebrado los días 27 y 28 de Febrero de 1937. Ed. Guerri Colectivizada, Valencia; p. 10. Instituto Internacional de Historia Social (IISG), Ámsterdam: Sp 702 – Sp 715, Bro 153/8.
[5] “Mitin izquierdista en Almansa”; en Heraldo de Madrid, 11-2-1936, Madrid; p.4.
[10] “La conducta ejemplar del secretario general del Partido Sindicalista”; en La Libertad, 2-2-1939, Madrid; p. 2.
[11] “El nuevo subsecretario de la Presidencia del Consejo Nacional de Defensa sala para Madrid»; en La Libertad, 14-3-1939, Madrid; p. 2.
[12] Carrillo, W. (1945): El último episodio de la Guerra Civil española. Secretaría de publicaciones de las Juventudes Socialistas de España, Toulouse; p. 14.
[13] Rodríguez Olozábal, J. (1996): La administración de justicia en la Guerra Civil. Institució Alfons el Magnànim, Valencia; pp. 43-45.
[14] García Oliver, J. (1978): El eco de los pasos. Ruedo Ibérico, París; p. 347.
[16] Rodríguez Olozábal, J. (1996): La administración… Op. Cit.; p. 45.
[17] Téllez, A. (1972): La guerrilla urbana en España: Sabaté. Belibaste, París; p. 43.
También Íñiguez, M. (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español, Vol. II. Asociación Issac Puente, Vitoria; p. 1569. Sin embargo, este último, en otro lugar, duda sobre lo que afirma: “…parece ser que su primer sostenedor [del Partido Laborista] fue Sánchez Requena” (p.1284).
[18] El Partido Laborista (1944-1947), organización favorable a la colaboración con la Organización Sindical franquista, fue una creación de algunos miembros del régimen, como el falangista Girón de Velasco, para atraer a su Organización Sindical a antiguos militantes cenetistas y de otras organizaciones obreristas.
[19] Herrerín López, Á. (2004): La CNT durante el franquismo. Clandestinidad y exilio (1939-1975). Siglo XXI, Madrid; p. 27.
[20] Pons Prades, E. (1974): Un soldado de la República. (Itinerario ibérico de un joven revolucionario.) Ed. G. del Toro, Madrid; pp. 345-346.
[21] Santos Santos, M.C (2003): Ángel Pestaña “Caballero de la Triste Figura”; Editorial Académica Española, Saarbrücken, Alemania; p. 508.
En el Ateneo Racionalista de la calle Vallespir de Sants, en Barcelona, el 1º de julio de 1918.
PESTAÑA, entonces director de Solidaridad Obrera: Compañeras y compañeros: el acto que celebramos, más que un mitin, es el apéndice de las deliberaciones; la sesión magna, sublime y final del Congreso Regional de Cataluña. Hubiéramos querido que las sesiones del Congreso hubieran podido celebrarse en un local amplio, donde hubiese cabido la gran masa obrera, ávida de escuchar todo cuanto en él se ha tratado. Pero, ya que no ha podido ser así, hoy nos presentamos en este suntuoso local para consagrar ante vosotros los acuerdos adoptados.
La organización obrera de Cataluña, su genuina representación, mejor dicho, somete a vuestra aprobación toda esa labor inmensa que ha realizado la Asamblea Regional. Todos los que me han precedido en el uso de la palabra, con la elocuencia de los trabajadores, han hecho desfilar ante vosotros el Congreso que hoy termina sus tareas.
El Congreso ha señalado nuevas formas y nuevos rumbos a la organización obrera de Cataluña. No sabemos si llegaremos a la realización de todo lo acordado; pero conste, que si a ello no llegamos, no será por falta de voluntad, puesto que nosotros hemos puesto y pondremos para conseguirlo toda la voluntad, todo el entusiasmo y toda la inteligencia que poseemos, y aquellos que dan todo lo que tienen y que hacen todo lo que pueden, no es dable pedirles más.
Hoy os decimos: Aquí está nuestra obra, os la exponemos para que nos digáis si hemos interpretado fielmente todas vuestras aspiraciones.
Si hay defectos, corregidlos; para ello tenéis la misma personalidad que nosotros mismos, pues debéis saber y entender que no podemos imponer a los que no son iguales a nosotros nada que no sea fielmente sentido por todos, pues no vamos a la tarea de los legisladores que imponen por la fuerza, la letra y el espíritu de las leyes que promulgan, para hacerlas acatar a aquellos que ni las quieren ni las sienten.
Preveyendo (sic) acontecimientos muy próximos acaso, nos preparamos para guiar a todos, al pueblo burgués inclusive, a hacerle ver sus yerros y a que acepte ese noble y levantado ideal que ha perseguido y aun persigue a sangre y fuego.
La prensa reaccionaria proclamó el fracaso de la Internacional y sus ideas con el advenimiento fatal de la catástrofe europea. No, compañeros, no; la guerra mundial habrá podido pervertir las consciencias de algunos llamados internacionalistas; pero la Internacional y sus nobles principios persisten hoy y persistirán mañana, porque no es dable aceptar que el fracaso y la traición de los hombres sea el fracaso de los ideales que sustentaron.
No son, pues, ni un sueño loco, ni una quimera nuestros ideales; se afirman éstos cada día más, a medida que el sistema capitalista y estatal muestra el fracaso ruidoso de sus funestas teorías. Se equivocaron los mercenarios de la prensa, puesto que a medida que
el tiempo pasa y a pesar del fracaso de los hombres, emergen y se afirman esplendorosos y sublimes los grandes ideales de la redención humana.
No podréis olvidar, queridos amigos, aquellos momentos angustiosos que siguieron en Cataluña a la declaración de la guerra. La burguesía catalana, ignorante e imbécil, se asustó y tembló ante la conflagración europea, suspendiendo casi en totalidad los trabajos de la construcción y de la industria. Aún debéis recordar aquellas gestas rebeldes y justas del proletariado barcelonés, que en el Palacio de Bellas Artes estuvo a punto de ser asesinado a mansalva por esa misma burguesía incapacitada que había lanzado al hambre al pueblo.
Después de este Congreso ya no será pan lo que pediremos después del fracaso manifiesto del sistema capitalista; desde hoy reclamaremos justicia, reclamaremos equidad, y por fin, reclamaremos los medios de la producción y de la distribución, porque después del fracaso expuesto, no es dable que el proletariado se resigne a que continúe el patrimonio total de la humanidad detentado por los incapaces y los malvados. No queremos negar a nadie el derecho a la vida, pero no queremos tampoco que ese derecho se nos niegue a nosotros.
Es un fondo igual de equidad para todos lo que queremos.
Reclamamos que no se truequen los papeles y de que al igual que a la humanidad toda se nos conceda el puesto correspondiente en el banquete de la vida. Todos debemos producir. Queremos que se repartan los productos y el trabajo; no queremos privilegios, queremos la igualdad y por ello luchamos por el sistema de la equidad y de la justicia en marcha ascendente e ininterrumpida.
Luchamos desventajosamente; pero, a pesar de ello, si preguntáis a cualquier sociólogo al uso, os contestará que sois libres. Yo niego esto rotundamente, pero afirmo que tenemos un derecho indiscutible a la vida, y para conquistar este derecho, sólo nos queda, mirando la desigualdad social, el recurso legal y supremo de rebelarnos.
Coged a un aristócrata con muchos millones, encerradle en una habitación que transparenten los cristales y pedidle por un plato de alubias 1.000 pesetas; se resistirá, seguramente, a pagar tal precio por tan poca cosa, pero pasadas 24 ó 48 horas, no 1.000 pesetas sino todo su dinero os dará por el plato de judías, y si, a pesar de todo, le negáis la comida, realizará un esfuerzo, se rebelará y pateará y destrozará la vidriera, que le separa de la vida y de la libertad; aquel derecho, pues, del rico a la rebeldía, es vuestro también, compañeros y amigos. La situación de aquel rico es, pues, la situación nuestra; os dirá ladrones, pero antes de morir de hambre, pagará.
Vamos mendigando el trabajo en épocas de crisis, que se nos niega con descaro, aduciendo la falta del mismo por la competencia; cuando más se nos dirá que el salario de cinco pesetas es excesivo y que sólo se os podrá pagar a tres cincuenta; rehusaréis, rebeldes, pero el llanto de vuestros hijos y compañeras os hará volver aceptando el salario irrisorio de tres pesetas.
No hay, pues, derecho ni libertad para nosotros; o morir o rebelarnos. No queremos morir de esta forma, y por eso buscamos en la organización la cooperación de los que sufren. Por eso es deber nuestro, por la necesidad de vivir y de conquistar la libertad, el asociarnos a todos los trabajadores, cumpliendo así la ley del equilibrio social y económico. La burguesía se une procurando extender sus negocios y sus productos al comercio, ganando el noventa por ciento. La organización obrera, pues, debe aceptar los principios acordados en el Congreso celebrado.
Pallejá [1] os ha dicho que no penséis que se trata de un Congreso más, ni de una reunión de delegados sin importancia. En el Congreso Regional se han señalado las formas básicas y orientadoras de la organización futura; hasta hoy no habíamos hecho sino seguir la corriente sin adelantar un paso en firme; el Congreso Regional ha sentado, pues, el primer jalón victorioso de una organización seria y poderosa que pondrá a raya a la preponderancia capitalista.
Aun nos adelantamos a los acontecimientos y señalamos en el orden teórico y en la práctica, ante el mundo burgués, cuáles son nuestras intenciones para el día que, siguiendo las inspiraciones del proletariado internacional, se dé fin a la horrorosa hecatombe que ensangrienta los campos de Europa. En este orden de cosas, pues, ha demostrado la representación obrera de Cataluña que sabemos el momento que vivimos. No ignoráis que en Cataluña, por el hecho de ser la región más industrial de España, los conflictos entre el capital y el trabajo alcanzan casi siempre caracteres de violencia. La organización obrera disgregada o agrupada en pequeños núcleos era casi incapaz de imponerse a la burguesía. Los capitalistas de Cataluña procuraban, poniendo en uso el aforismo jesuítico «divide y vencerás», que los obreros divididos en una serie de oficios indeterminables, no pudieran nunca plantar cara a los explotadores. Hoy el Congreso ha resuelto, de una forma concreta, esta modalidad de la organización obrera, llegando a la constitución de potentes Sindicatos de Ramos y de Industrias similares, y por encima del obrero sastre, del albañil o el carpintero, la clase obrera se agrupará en grandes núcleos, poderosas falanges de productores conscientes de sus derechos y dispuestos a hacer respetar éstos en todos los momentos.
A pesar de lo expuesto, considerad que el Sindicato de Ramos e Industrias no es aún la última palabra de la organización obrera. Esta alcanzará su máximum de desarrollo el día que se llegue a la creación de los sindicatos únicos de trabajadores. Debemos prepararnos para cruentas luchas. El mundo burgués se hunde por sí sólo. No hará falta que empujemos mucho para derribar el puntal carcomido que lo sostiene. El principio de autoridad está tan relajado… (El delegado de la autoridad interrumpe intentando suspender el mitin.)
EL PRESIDENTE. – ¡Trabajadores! La indiscreción y el poco tacto del delegado de la autoridad en este acto ha estado a punto de provocar un serio incidente; yo os ruego que, conscientes de vuestros derechos ciudadanos, demostréis con la serenidad propia de los hombres convencidos, que el acto de la autoridad es una extralimitación injustificada. (La actitud del público fue digna como correspondía al acto que se celebraba.)
Pestaña, continúa diciendo: No pretendo dar lugar a que la autoridad cometa una torpeza; pero tengo el deber y el derecho de manifestar que el principio de autoridad está podrido hasta su misma médula. Es preciso que nos demos cuenta del momento actual. Cuando el mundo burgués se derrumbe; cuando toda la escoria social inculta e inhumana que nos niega el derecho se hunda para siempre, se hará necesario patentizar ante el mundo que todos han sido aplastados por el peso enorme de sus propias faltas. No olvidemos que cuando venimos al mundo, ya contraemos una deuda con la sociedad. No somos nada, somos esclavos; cuando
hombres y cuando ancianos exprimidos por el privilegio y la desigualdad durante toda nuestra vida de miserias y sufrimientos, llevamos, hasta que bajamos a la fosa común, el estigma infamante de esta sociedad inicua y cruel.
Se hace necesario, pues, camaradas, que el día de la liquidación de las injusticias, cuando todo se hunda y se derrumbe por el peso de las propias faltas cometidas, el pueblo justiciero derrumbe los restos del régimen decrépito, aventando las cenizas para que jamás pueda reconstruirse. Después constituiremos nosotros, los más y los mejores, un nuevo régimen social donde los hombres todos puedan vivir y desarrollarse en la equidad y en la justicia.
Extraído de Comicios históricos de la CNT(memoria del Congreso celebrado en Barcelona los días 28, 29 y 30 de junio y 1º de julio de 1918.) Ediciones CNT, Toulouse, 1957; pp. 87-90.
[1] Àngel Pallejà i Vall, anarquista que intervino en el mitin de clausura como delegado de barberos, peones, zapateros, ladrilleros, tintoreros, aserradores, herreros, carreteros, fideeros, fundidores, jardineros, agua, lampistas y jornaleros de Reus. Durante la Guerra Civil lo encontraremos –sin abandonar la CNT– afiliado al PSUC: Secretario del partido en Reus, concejal y delegado del departamento de Economía de la Generalitat. (Extraído de Íñiguez, M. (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español, vol. II. Asociación Issac Puente, Vitoria; p. 1267)