Un discurso de Ángel Pestaña: «Las doce palabras de la victoria»

Desde el micrófono de Unión Radio, Ángel Pestaña pronunció la disertación «Las doce palabras de la victoria». Era jueves, estaba enfermo y no quiso faltar a su compromiso de viajar a Madrid para hablar a aquel pueblo inmerso en una guerra atroz; eran las 12 de la noche de la Nochevieja de 1936, cuando su voz resonó más fuerte que los doce obuses que la artillería enemiga lanzó sobre la Gran Vía para celebrar el nuevo año.

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Cartel de guerra. Manuel Monleón (1937)

Pestaña comenzó diciendo que él, el más modesto de los hombres que actuaban en la vida política de España, era quien iba a dirigir la palabra para hablar de todos los problemas importantes, porque, al fin y al cabo, «si a las palabras no siguen los hechos y la acción de los hombres, tienen un valor muy relativo».

Se refirió a hechos ocurridos al finalizar el año 1935 y, al comenzar el repaso al 36, recordó que en perspectivas de la lucha electoral que dio el triunfo al Frente Popular en las elecciones de febrero, se encontraba en Madrid en el Café Universal, con un grupo de amigos:

Poco antes de sonar las doce de la noche, hablábamos de cosas diversas y de lo más interesante para nosotros: la política. Pero yo no escuchaba a mis amigos. Mi atención toda estaba intensamente fija en los ruidos de la calle. Al sonar las campanadas de las doce me levanté y me dirigí a la Puerta del Sol, y confieso que al ver aquel espectáculo me emocioné profundamente, tanto que mientras contemplaba aquel ir y venir y aquel ruido, uno de mis amigos me dijo: «Amigo Pestaña: ¿no estimas que esto es un poco plebeyo?» Yo le contesté: «Es el alma popular y todos los que somos del pueblo, los que llevamos sangre que no es azul, ante estos espectáculos, nos sentimos un poco emocionados».

Habló de los sufrimientos padecidos por los pueblos al soportar la tiranía del militarismo, el capitalismo y la Iglesia. Y dijo que no conocía a ninguno de los generales que mandaban el ejército faccioso, por lo que no se dirigía a ninguno de ellos y se dirigía a todos, especialmente a los que estaban más cerca del límite de España, por el sur de Andalucía:

Yo les diría: ¿Por qué no se van ustedes a Tarifa? ¿Por qué no siguen el ejemplo de Guzmán el Bueno, que antes de entregar la plaza a los generales enemigos, arrojó el cuchillo para que mataran a su propio hijo? Guzmán el Bueno cumplió con su deber. Tenía la orden de defender la plaza por encima de todo.

No son españoles contra españoles los que luchan. Son españoles contra tropas invasoras, contra tropas mercenarias; son españoles que defienden, no el derecho a una forma política, sino que defienden también nuestro suelo palmo
a palmo de la invasión extranjera. Es algo monstruoso que la Historia tendrá siempre muy en cuenta.

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Cartel de guerra. Manuel Monleón (1937)

Habló también de la necesidad de que en España hubiera una reforma política.

Y concluyó:

  1. Venceremos, porque se nos provocó a la lucha, y fuimos a ella contra nuestra voluntad; luego estamos en estado de legítima defensa.
  2. Venceremos, porque representamos la legitimidad y el poder normalmente constituido.
  3. Venceremos, porque somos la voluntad popular, encarnada en el deseo de la mayoría de los españoles.
  4. Venceremos, porque la razón está con nosotros.
  5. Venceremos, porque somos la justicia y la equidad
  6. Venceremos, porque, con el sacrificio de los nuestros, hemos aprendido a organizar nuestras fuerzas y a disciplinar nuestras voluntades.
  7. Venceremos, porque somos la tradición de la España representada en los comuneros de Castilla, en las germanías valencianas y en los gremios andaluces y catalanes.
  8. Venceremos, porque somos la España culta y civilizada que quiere ponerse a tono con los pueblos más grandes del mundo.
  9. Venceremos, porque venimos a redimir al esclavo de la gleba, siempre sometido a una explotación tiránica y cruel.
  10. Venceremos, porque somos los descendientes de los que, antes de ver el suelo donde nacieron sus padres hollado por la planta extranjera, prefirieron morir en defensa de sus libertades y de su suelo.
  11. Venceremos, porque somos la lealtad, personificada en aquellos hidalgos caballeros castellanos que, antes de faltarla su palabra preferían la muerte al deshonor.
  12. Venceremos, porque somos el pueblo que, superándose a sí mismo, poniendo a prueba el valor de sus hombres y de su raza, quiere, entre dolores y torturas, edificar una España mejor para los hombres del futuro.
Según algunos diarios de la época que reseñaron la disertación (ABC, por ejemplo), concluyó con un «¡Viva la República de los trabajadores españoles! ¡Y viva España¡»
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Cartel de guerra. Manuel Monleón (1936)

PESTAÑA, Á. (1937): Las doce palabras de la victoria. Madrid: Imprenta Martosa.

Texto completo en http://datos.bne.es/edicion/bimo0001301564.html

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